La Autoridad Palestina (AP) se ha estado desintegrando durante meses. Esta primavera, el embajador norteamericano en Israel, Martin Indyk, informó que un estado de semianarquía y pandillaje se estaba tragando a Cisjordania y Gaza (1). El periodista israelí Danny Rubinstein coincidió, declarando que el resquebrajamiento de la administración palestina ha sido evidente en toda el área. (2)
Para empeorar las cosas, la descomposición interior ha desovado la oposición interna. Debido a los intentos de la AP por imponer el cese de hostilidades actual con Israel, Hamas, la Jihad Islámica, el Hezbollah palestino, Al-Fatah y el Tanzim continúan desafiando la autoridad de la AP. De hecho, se dice ahora que el presidente de la AP, Yasser Arafat, está enfrentando la oposición de varios ayudantes importantes y asesores.
Un resultado de esta desintegración podría ser la división de las zonas autónomas palestinas en dos entidades geográficamente distintas. Esto no sería del todo sorprendente. La sociedad palestina, después de todo, siempre se ha caracterizado fuertemente por el tribalismo, así como las fuertes diferencias regionales que separan a los habitantes de los montes de los hombres de llanura, a nómades de poblaciones establecidas, urbanos de lugareños y orientales de occidentales. A pesar de que Cisjordania está a sólo aproximadamente 45 kilómetros de Gaza, hay más separación entre los dos territorios que la extensión del desierto del Neguev.
Por lo mismo, los diferentes clanes patriarcales regionales han siempre dominado la política local en los dos territorios. Las familias locales más fuertes de Gaza incluyen a los Shawwa, Shafei y las familias Middein. En Cisjordania, los Nashishibi, Huseini, Ja'abari y las familias Masri están entre la élite política dominante. Por su naturaleza, estos clanes son regionales, y están a menudo enemistados, dado que ellos compiten por la estatura económica, política y social.
La noción de regionalismo palestino se refuerza aún más por los variados dialectos árabes hablados a lo largo de los territorios. Los dialectos de Cisjordania son similares al dialecto jordano, mientras se oyen influencias de dialecto egipcio a lo largo de Gaza. Por ejemplo, los que hablan el dialecto de Gaza tienden a pronunciar la palabra árabe "pez" como samag, mientras los habitantes típicamente de Cisjordania pronuncian la palabra como está escrito en árabe convencional: samak. Según un estudio hecho en la Universidad de Birzeit, en Ramallah, pueden encontrarse otras diferencias en la entonación e incluso léxico (3). Por cierto, el idioma es a menudo una indicación clara de un preciso origen palestino.
La ausencia de matrimonios mixtos entre los territorios es otra línea divisoria. A pesar de que los matrimonios tradicionales concertados entre jefes tribales no son muy populares entre los palestinos, un estudio denota que "los arreglos de matrimonios entre parientes existen ahora como una manera de conservar la continuidad de la identidad de comunidades dispersadas" (4). Estas comunidades derivan de específicas áreas menores de la Palestina antigua y, por naturaleza, no atraviesan la línea divisoria Cisjordania-Gaza.
La geopolítica también ha exacerbado el tribalismo palestino y limitado los lazos entre Cisjordania y Gaza. Después de la primera guerra árabe-israelí en 1948, Egipto ocupó Gaza y Jordania ocupó Cisjordania. Con Gaza bajo Gamal abd al-Nasser, y Cisjordania bajo el rey Hussein, que estaba a menudo receloso de la influencia de Nasser en Jordania, los dos territorios tuvieron mínimo contacto durante las dos décadas subsiguientes. Como resultado, se desarrolló un movimiento pro-Egipto, pan-árabe, en Gaza, mientras muchos palestinos en Cisjordania desarrollaron una fidelidad al reino hashemita.
Cisjordania bajo el dominio jordano también disfrutó de una infraestructura económica creciente que Gaza no tuvo. Mientras Gaza era en su mayor parte abandonada bajo la ocupación egipcia, Jordania invirtió todo su dinero en la sociedad civil de Cisjordania hasta finales de 1967. Con la mirada puesta en recuperar Cisjordania como tierra jordana, el rey Hussein continuó invirtiendo en el área hasta 1988, incluso mientras estaba bajo dominio israelí. Así, con el tiempo, Cisjordania ha emergido como un mini-estado en vías de desarrollo, mientras Gaza se ha revolcado en el abandono.
Cuando Israel ocupó Cisjordania y Gaza durante la Guerra de los Seis Días (1967), la brecha se incrementó. Israel puso firmes restricciones de viaje en los territorios por razones de seguridad. Cisjordania, a la cual respalda Jordania, sostuvo interacción con los países árabes, pero Gaza, que bordea la árida península del Sinai, tuvo significativamente menos acceso al resto del mundo árabe-parlante. Incluso durante los mejores días del proceso de Oslo, las medidas de seguridad israelíes prohibieron el libre tránsito entre Gaza y Cisjordania.
Hoy, las medidas de seguridad son tan ceñidas que a menudo se restringen a los habitantes de Gaza y Cisjordania el verse unos a los otros. De hecho, muchos habitantes de Gaza se quejan de cómo ellos deben viajar primero a Egipto y después volar a Jordania para poder llegar a Cisjordania.
Los palestinos que fueron declarados refugiados después de las derrotas árabes en 1948 y 1967 también contribuyen a la división de Cisjordania-Gaza. En Cisjordania, sólo el 27 por ciento de la población son refugiados, en oposición al 64 por ciento de los que habitan la Franja de Gaza. En lugar de vivir en chozas y carpas, muchos habitantes de Cisjordania han invertido en residencias familiares o empresas.
La pobreza asociada directamente con los refugiados contribuye a dos economías distintas. En 1997, más del 40 por ciento de los pobladores de Gaza estaba viviendo debajo de la línea de pobreza (650 dólares por año). Ése era cuatro veces el índice de pobreza de Cisjordania, el que rondaba en sólo el 11 por ciento. Las cifras de desempleo antes de la Intifada de al-Aqsa mostraba que el 22 por ciento de todos los gazanos estaban desempleados, mientras que sólo 9 por ciento de los cisjordanos no trabajaban . Y aunque el alzamiento de entonces se ha tomado sus víctimas en ambos territorios desde octubre, la expectativa es que Gaza reciba el golpe más duro con el desempleo, alcanzando el 50 por ciento o más.
Debido a estas diferentes circunstancias, los residentes de las dos áreas han desarrollado una silenciosa animosidad unos hacia los otros. Khalil Shiqaqi, prominente sociólogo palestino, después de conducir centenares de entrevistas, nota la presencia de "una barrera psicológica entre los habitantes de los dos territorios y. . . la sospecha mutua" no puede ser "desatendida o ignorada." (5)
El estudio de Shiqaqi, titulado "Cisjordania y la Franja de Gaza: futuras relaciones políticas y administrativas", muestra la existencia de una creencia prevaleciente en Cisjordania de que la Franja de Gaza es "nada más que un gran campamento de refugiados" (6). Más aún, los habitantes de Cisjordania ven a la Franja de Gaza como una sociedad retrógada, con "incremento del crimen. . . e inclinada a la brutalidad, el extremismo, el fanatismo y la inestabilidad." (7)
Los pobladores de Gaza, por su parte, expresaron sus recelos y son críticos respecto de contemporizar con los cisjordanos, quienes les muestran poco respeto (8). Ellos también notan que mientras los gazanos son típicamente anuentes en aceptar las consecuencias de la insurrección contra Israel, "obreros de Cisjordania cubren los puestos de trabajo dejados vacantes cuando Israel les impide a los obreros de Gaza retornar a sus trabajos en Israel." (9)
De particular interés es la mención de Shiqaqi sobre el período entre 1967 y 1971, cuando aproximadamente 20.000 gazanos emigraron a los pueblos de Qalqiliya y Tulkarem, en Cisjordania. Extensas entrevistas revelaron que durante este primer intento de integración entre los territorios, las tensiones se activaron a gran altura. Los cisjordanos veían a sus invitados como desaliñados, mentirosos, menos civilizados, menos educados y predispuestos a la pobreza (10). Los gazanos sentían que los habitantes locales eran "racistas" y que los trataban como ciudadanos de "tercera clase". (11)
Según un informe de la Seguridad Interior israelí (Shin-Bet) antes del estallido de la Intifada, esos sentimientos habían permanecido mayoritariamente inalterados. El informe notaba "hostilidad ascendente y una grieta creciente entre Cisjordania y la Franja de Gaza", al punto de que "los oficiales mayores en Cisjordania estaban en contra de abrir "salvoconductos" de ruta (entre Cisjordania y la Franja de Gaza), cuando el resultado podía ser inundar Judea y Samaria con gazanos." (12)
¿Cuáles son las implicaciones? Como el caos reina en los territorios, como la grieta Cisjordania-Gaza se ensancha y como Yasser Arafat entra en el crepúsculo de su carrera, el mundo debe prepararse para un nuevo panorama palestino, que podría significar dos Estados.
En 1998, según informes recibidos, Arafat le dijo al presidente norteamericano Bill Clinton que su sucesor sería Mahmoud Abbas (Abu Mazen), el segundo caudillo de la OLP (13). Pero, como en el resto del mundo árabe, una lucha de poder en los territorios palestinos será más probablemente ganada por un hombre fuerte de incuestionable influencia militar, y no necesariamente por el sucesor designado. O, en este caso, dos hombres fuertes podrían surgir. En Cisjordania, Jibril Rajoub, un oficial de seguridad pragmático con influencia fuerte en círculos paramilitares palestinos, es un candidato. Sin embargo, según el analista palestino Mahdi Abdul Hadi, Israel está precintando los pueblos de Cisjordania desde que el 29 de septiembre de 2000 se ha creado una "nueva, desconocida, anónima generación de líderes, y nadie sabe hacia dónde ellos van" (14). Entre ellos, el más prominente es el secretario general de la milicia de
Tanzim del movimiento Al-Fatah, Marwan Barghouti, considerado por muchos analistas de ser el líder principal de la Intifada al-Aqsa. Joven y carismático, Barghouti probablemente podría plantear un desafío a la élite tradicional de la AP. (15)
Un gazano que podría competir por el poder es Muhammad Dahlan. Dahlan es director de la Fuerza de Seguridad Preventiva de Gaza y, como a tal, ha estado en continuo contacto con la élite gobernante de la AP, el gobierno israelí y la inteligencia norteamericana. Con una significativa fuerza militar a su disposición y conexiones políticas importantes, Dahlan es un indiscutido candidato al poder en Gaza.
Dahlan, sin embargo, no iría sin disputa. Dado su homogénea población islámica (99 por ciento), pobreza, e historia de violencia política, las condiciones son florecientes para la atracción del islamismo en Gaza.
Sin embargo, por ahora, al Islam fundamentalista le falta un líder fuerte y saludable en Gaza (el jeque Ahmad Yassin, de Hamas, es viejo y frágil). No obstante, si un líder fuerte fuera a surgir, las mezquitas del movimiento, los centros comunitarios, las clínicas médicas y otras infraestructuras sociales harían a Gaza particularmente susceptible a una forma de organización política islamista.
Pero no importa quién tome las riendas, la chance de una división Cisjordania-Franja de Gaza es muy real. A pesar de un reciente aluvión de libros y artículos atestiguando el patriotismo existente desde hace mucho tiempo, la comunidad árabe palestina tiene una tradición más larga de ruptura y desunión. Por cierto, fueron el tribalismo y las rivalidades entre clanes los que hicieron ineficaz al movimiento nacionalista palestino contra el movimiento sionista durante la primera mitad del siglo XX.
Dicho sea de paso, esta noción de separación no carece de precedente. En 1948, después de la retirada de los británicos, Bangladesh y Pakistán se convirtieron en dos territorios separados, culturalmente distintos, bajo una misma autoridad. Por más de dos décadas, los nativos de Bangladesh se quejaron acerca de su papel como compañero en inferioridad de condiciones en este matrimonio improbable. Entonces, en 1971, con un profundo sentido de nacionalismo que ya no podía negarse, Bangladesh se separó de Pakistán después de 23 años.
Con la existencia de diferentes dialectos, diferentes economías, casi ningún matrimonio mixto, y una animosidad creciente, los territorios palestinos pueden tomar menos tiempo que eso.
Notas: (1) Reuters (2/3/2001). (2) Ha'aretz (16/2/2001). (3) Kimary Shahin, "Notes on Palestinian Arabic with Speech Samples," Birzeit University, Octubre de 1999. (4) Marianne Heiberg y Geir Ovensen, "La Sociedad Palestina en Gaza, Cisjordania y Jerusalén árabe: Un Estudio de las Condiciones de Vida," FAFO Report 151. (5) Khalil Shiqaqi, Cisjordania y la Franja de Gaza: Las futuras relaciones políticas y administrativas (árabe) (Jerusalén, PASSIA, 1994) págs. 83, 78. (6) Shiqaqi, pág. 79. (7) Shiqaqi, pág. 80. (8) Shiqaqi, págs. 83-84.
(9) Shiqaqi, pág. 84. (10) Shiqaqi, pág. 89. (11) Shiqaqi, pág. 88. (12) Ha'aretz (16/2/2001). (13) Arabicnews.com (13/2/1998). (14) Isabel Kershner, "Un paso fuera del caos", Jerusalem Report (25/4/2001. (15) Para más, vea: Khaled Abu Toameh, "El rey de la milicia", Jerusalem Report (25/4/2001).