El servicio de seguridad interna de Israel, el Shin Bet, dijo a principios de este mes que el grupo militante palestino Hamas está entre los principales impulsores de la violencia que está arreciando en la Margen Occidental y Jerusalem.
El líder del grupo, Ismail Haniyeh, ha llamado a una Intifada, o levantamiento. Sin embargo, no ha descargado su enorme arsenal de cohetes o a sus fuerzas de combate entrenadas de la Franja de Gaza, el territorio que controla. Hamás tiene un pie dentro del levantamiento y un pie afuera.
Gaza difícilmente ha estado en calma. Los enfrentamientos junto a la frontera entre Gaza e Israel han estado sucediendo diariamente, provocando que las Fuerzas de Defensa de Israel disparen a la multitud. Pero, como señala el periodista israelí, Amos Harel, se cree que la
Yihad Islámica Palestina -el grupo militante más chico respaldado por Irán- está detrás de los incidentes fronterizos, mientras que grupos salafistas de Gaza han estado disparando los cohetes.
La ausencia de un impulso concertado para la violencia desde Gaza puede ser rastreado hasta una iniciativa liderada por Qatar para facilitar la reconstrucción de Gaza después de la guerra del verano pasado. Doha es un fuerte patrón financiero y político de Hamás. Los qataríes no son amigos de Israel, pero actualmente comparten con el estado judío el temor de que la próxima guerra entre Hamás e Israel podría derribar a su satélite y dejar un vacío de poder caótico que sería llenado por grupos salafistas y aspirantes al Estado Islámico en la Franja de Gaza.
Aunque Hamás está seguramente tentado a unirse a la agitación, está restringido por el recuerdo del conflicto devastador del verano pasado y el conocimiento certero de que una nueva guerra sólo complicaría la miseria de los gazatíes. Y ellos también saben cuán difícil ha sido negociar la reconstrucción después de la guerra del verano pasado.
Los egipcios, desde el ascenso de Abdel Fattah al-Sissi, han destruido más de 1,700 túneles de contrabando y hace poco inundaron la frontera con agua de mar para destruir túneles adicionales. Esto, emparejado con el ajustado control por parte de Israel de su frontera y su bloqueo a Gaza desde el mar, ha hecho imposible para Hamás reconstruir por su cuenta.
Para compensar, Qatar negoció un acuerdo callado con Israel para facilitar la reconstrucción en Gaza, vendiéndolo a ambas partes como un medio para prevenir el próximo conflicto. Qatar ahora
está operando proyectos multimillonarios en dólares en Gaza. Incluso ofreció financiar una planta generadora de electricidad radicada en Israel, nada menos.
Consciente de sus limitaciones en Gaza, Hamás ha movilizado a sus combatientes en la Margen Occidental. Con esta estrategia alejada, Hamás puede a la vez atacar a Israel y también debilitar a su rival político, la Autoridad Palestina, a la que durante más de una década ha tratado de desbancar. Esto presenta poco riesgo para el control de Hamás sobre Gaza.
El Secretario de Estado, John Kerry, está a punto de llevar a cabo conversaciones en Jordania para poner un fin a la violencia. Si Kerry es astuto, utilizará la reconstrucción de Gaza como una forma de lograr que Hamás se retire de la Margen Occidental. No hay garantía que funcione. Qatar se opondrá indudablemente. Y Hamás puede inclusive oscurecer los cielos del sur de Israel con cohetes desde Gaza. Pero el temor a desatar más violencia sobre Gaza es una disuasión poderosa.